lunes, 30 de junio de 2014

irresponsabilidad editorial



Haciendo un repaso veloz pero intenso en cualquier programa periodístico o paginucha de internet en la que las infulas analistas devuelven la gratuidad de poder decir cualquier cosa (como aquí), vemos, al día de hoy, que se chilla y macanea con la libertad de expresión, la libertad de prensa y la libertad hasta de vivir.
No es de hoy que se acusa a este Gobierno, mi Gobierno al que defiendo, de coartar cosas.
Que coartamos la posibilidad de comprar cosas.
Que coartamos la posibilidad de ver otros canales.
Que coartamos la posibilidad de que se sepa la verdad.
Que coartamos, cortamos y cooptamos.
Siempre así.

Cada opinador que se cruza con un teclado y una conexión a internet que no sea dial-up, puede y va a decir cada una de las cosas que tenga ganas con la autoridad que le corresponde: la de esa persona, sólo frente a un teclado, sólo frente a un camarógrafo, sólo frente al mundo al que quiere llegar, y que usualmente, no llega.

Estos dicientes, escribas del ego, buscan el gol por el gol mismo, y del gol al golpe hay dos letras de diferencia y los hechos que los separan de decir algo, a que ese algo suceda.
En una lotería intransigente y tórrida, apuestan por diversos escenarios que pueden o no darse, siempre hablando de política, y cuando hablamos de política, sería bueno que comprendiéramos que hablamos de absolutamente todo cuanto yace o subyace bajo el único cielo que tenemos: que artistas k o no, que periodistas k o no k, que juicios y procesos con distinta vara, que está mal pasarlo por televisión y que está bien pasarlo por televisión, que qué está bien pasar y qué está mal pasar, que lo supe y no lo dije pero lo digo ahora para desmarcarme de la sombra de mi compromiso, que acuso o defiendo, que digo o que no digo, que miento o digo la verdad.
Y así, todo el tiempo, a favor de la corriente del bolsillo o el ego, más nunca, pero nunca, de la responsabilidad.

Clarín se harta de poner en potencial cosas que no tengan que ver con el Gobierno Nacional y de poner en firme, afirmando, cosas que atenten contra este Gobierno Elegido por amplia mayoría: el concepto de golpismo, no es ajeno a la realidad cuando se busca instalar que ahora el Gobierno Nacional no tiene el mismo cariño o apoyo del pueblo que tuvo en 2011. Esto, puede ser real, más cuando uno vota lo hace por cuatro años y la democracia y las elecciones tienen sus plazos y sus casos a los que hay que aguardar con sesuda institucionalidad.
Me resulta abrumadoramente torpe leer desde lejos pedidos de renunciar, entregas, expulsiones, y me parece tristemente inconstitucional: esto que digo, no es un parecer, sino una cuestión fáctica.

Majul afirma datos presuntos, una claque de noteros lo rodea para ajustar lo que se quiere decir, y cualquier persona que no esté atenta, puede confundir a Laura Alonso con una panelista de ese programa: termina siendo más político el análisis que puede hacer María Julia Oliván, que el histérico grito berreta de despecho político de la antes mencionada funcionaria.
En los zócalos, no te pone ningún programa quién está hablando, y si lo ponen, cuando van a otro plano y vuelven no sabés ya quién es quién en esos análisis.
Así, la señora de buena fe que está mirando la televisión en su casa, puede creer que quien está diciendo tal o cual cosa es alguien respetable, por el simple hecho de estar diciendo lo que dicen todos los que lo rodean en la mesa, y todos muy bien vestidos, con cuatro o seis palabras raras en su discurso, por discurso.
En 678 dan por sentado que todo lo que rumia bajo la estratósfera es culpa de Magneto: a veces, también, es culpa nuestra, pero la particularidad del caso, hace que el análisis no pueda ser igual que con los canales y los programas opositores. La relación de fuerzas es desproporcionada: tenés seis programas por canal tirando en contra del Gobierno, contra un programa de un canal a favor. En términos diarios, claro está.
Y quien no mira con buen ojo al Gobierno, sabe que 678 es absolutamente parcial, mientras que a los periodistas como Majul, Lanata, Nélson Castro, los conoce desde siempre como periodistas críticos y el análisis que podemos hacer los que más o menos estamos en la política, dista mucho del análisis que puede hacer cualquier tele espectador o internauta en páginas de "noticias", que hará una revisión mucho más superficial de cada cosa que se diga: el uso del potencial para referirse a determinados temas (o la carencia del uso del potencial) es letal cuando se quiere instalar una idea.

Veamos un ejercicio de fantasía.
Si el periodista conductor AFIRMA una cosa, ejemplo: "Boudou se reunió con Vandenbroele", y luego la panelista Laura Alonso dice "Se reunió el jueves" y un "abogado invitado" (clásico en cualquier programa) remata con qué delito cometió al hacer esa reunión, quien mira el programa no tiene por qué dudar, porque se escala en la instalación de dicha verdad relativa.
En cambio si el periodista conductor SUGIERE una cosa, ejemplo: "Campagnoli habría cometido un delito a sacarle fotos a menores vía su fiscalía" y luego el panelista ex funcionario de este gobierno construye desde "Las denuncias dicen que fue en Marzo" y un funcionario en funciones (SIC) remacha con "Es el mismo caso que ya vimos otras veces", el uso del potencial deja que la persona que está mirando pueda sacar su propia conclusión.

En los dos casos se busca instalar una opinión por encima de la única verdad que es la realidad, que en este caso, mis queridos, la dictamina la justicia: si Boudou es inocente, los periodistas que ahora creen que la Justicia funciona y que el Juez Lijo es Papá Noel y los Cinco Latinos, no podrán decir que nadie fue cooptado.
Es una gripe artera y letal, en todos los medios, afines y no afines a mi Gobierno, (y al Gobierno de quienes no son afines al mismo), hablar de que tal o cual fue comprado.
Si Victor Hugo dice algo bueno del Gobierno, es porque el Gobierno le paga.
Si Lanata dice algo malo del Gobierno, es porque Magneto le paga.
Si Página 12 dice algo bueno del Gobierno, es porque el Gobierno le paga.
Si Majul dice algo malo del Gobierno, es porque Manzano le paga.
Pero Victor Hugo supo decir cosas malas del Gobierno, y Lanata supo decir cosas pésimas de Magneto y Página 12 nunca habló mal del Gobierno y Majul siempre habló mal de cuanto gobierno exista.
El ejercicio, entonces, opino yo, no es más que una gimnasia de ego y poder, cosa que le sobra en el primer caso a los periodistas, y de la que carecen, al menos de forma institucional, los periodistas.

Tenemos desde hoy, la noticia de que a Zulma Lobato la violaron.
Lo dijo su manager, quien aseguró que Zulma Lobato radicó la denuncia en la comisaría y que mañana la verían los forenses.
Dice que dos hombres la atacaron y la llevaron a una remisería abandonada, donde la golpearon salvajemente y luego la violaron.
La noticia no está en ningún portal de noticias, sino, y por ahora, en portales de chimentos.
¿Por qué?
Porque se supone que es mentira.
Porque es Zulma Lobato.
Porque la construcción mediática siempre está por encima de cualquier tipo de verdad.
Así, para la opinión pública hoy Boudou es un ladrón y el juez Lijo un héroe.
Tanto como Campagnoli es un héroe y el juez de ese caso un ladrón.
Pero si mañana Boudou no va preso y Campagnoli no deja de ser fiscal, el juez Lijo será un ladrón y el de Campagnoli un héroe.

Otros ejemplos:


  • Clarín dice que Cristina "todavía no le soltó la mano a Boudou", lo cual indica que eventualmente, Cristina le va a soltar la mano que ahora, según el diario, lo sostiene. Te cuentan la noticia y te dicen qué quiere que pase, para que si no pasa, digan que no pasó y que tenía que pasar. ¿Y por qué Porque ellos lo dijeron.
  • En todos los medios dicen que determinadas cosas, "complican más" a Boudou. No se puede ser más culpable o más inocente: los hechos son hechos y no existen novedades probatorias que hagan que el caso vaya para un lado o para el otro. Lo único que está sucediendo, es el correcto acontecer de las instancias. Pero decir que algo lo "complica más", es tratar de generar cierta inevitabilidad de algo para que suceda y que si no sucede... bueno, ya lo dije antes.
  • En todos los medios opositores, dicen que "Cristina no habló de Boudou". Hace algunas semanas, decían que Cristina no habló de inseguridad, antes decían que no habló de la deuda, o que no se refirió a la inflación o lo que sea que cualquiera de estos medios quiere que CFK diga.
  • Las preguntas conducidas: cada uno de los periodistas de la oposición (cualquiera del Grupo Clarín más Majul), esconde su respuesta en la pregunta. Dicen, por ejemplo "¿Cree que la Presidenta le pedirá la renuncia a Boudou", cuando la pregunta, si se busca saber qué opina el entrevistado, debería ser "¿Qué cree que hará la Presidenta?". Y esta dinámica se repite. 




La indignación estará fomentada con absoluta libertad por Majul, quien dirá, como dice Lanata o Nélson Castro todo lo que quiera decir cuando y como quiera, acusándonos a todos nosotros de querer coartar esa libertad por el simple hecho de considerar que lo que dicen ellos, no es cierto.
Y dirán que amenazamos, que somos nazis, que somos dictadores.
Que somos ladrones, hijos de putas, asesinos o cómplices.
Que somos malos, vagos y atorrantes.
Libremente.
Qué linda es la democracia.




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